El estallido de la burbuja inmobiliaria sorprendió al sector leonés de la construcción «en una situación altamente expansiva en cuanto al desarrollo de polígonos, sobre todo residenciales. Eso hizo que la oferta de viviendas fuera muy superior a la capacidad de absorción”. Tras este periodo, señala Javier Vega, presidente de la Confederación Castellano y Leonesa de la Construcción y de la Asociación Leonesa de Edificación y Obra Pública, ha quedado un «sector diezmado». El número de empresas pasó de 20.000 a 2.000, y la pérdida de trabajadores dejó en apenas 9.000 los 27.000 que había antes de la crisis.
La herencia es un stock de vivienda nueva que a día de hoy se sitúa en unas 8.500 unidades en la provincia, y sólo se ha reducido en 1.500 en los últimos cinco años.
La situación actual del mercado inmobiliario leonés refleja «mínimos destellos de recuperación». Vega advierte contra la tentación de generalizar. «No se puede equiparar la provincia con otras, ni siquiera dentro de la propia capital los comportamientos son los mismos. Es posible que haya stock sin vender en algunas zonas y carencia en otras».
En cuanto al futuro, el sector es «moderadamente optimista» sobre la evolución a corto plazo, aunque a medio plazo la perspectiva es mejor. «El efecto arrastre de las grandes capitales y de otros sectores se transmitirá a León bastante más tarde que en las grandes locomotoras, como Madrid, Barcelona, Sevilla, el arco Mediterráneo y el País Vasco».
De cualquier forma, es evidente una cierta recuperación en el empleo, las ventas, los precios y los alquileres. «La recuperación es aún incipiente».